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El destino de Balam

Tumbado en la cama de eucalipto,
Yace un jaguar hambriento de poder.
Un hombre con las garras de un felino,
Pisa con fuerza los escalones hacia la lluvia de estrellas,
Al fondo se escuchan los tambores profundos que van al ritmo de sus latidos.
No se despierta, no se inmuta.
El hombre jaguar solo se tumba de espaldas en su lecho suave.
Manda el zarpazo, jugueteando con las ramitas que decoran su habitación.
 
Amanece otra vez con las notas profundas de los tambores,
Es hora de levantarse, de sacudirse del eucalipto.
Respira profundo, hombre jaguar.
Es hora de subir las escaleras hacia la lluvia de estrellas.
Amanece otra vez. Ya se escurren por los pequeños huecos de tu cueva los primeros rayos del sol.
De un zarpazo buscas la madera para el viaje hacia el señor de los cielos, oculto en el séptimo cielo de los mayas.
Te levantas, intrépido y sagaz.
Balam, con el primer rayo del sol has sido llamado por los dioses para subir la escalera al último cielo.
Al escalón 13 de la creación.
Despierta que ya la luna nos dejó, ya repican los tambores en las faldas de la montañas.
Cierra los ojos y siente cómo retumba en tus oídos el corazón del jaguar escalador.
Ve hasta la montaña más alta y ruge el código que te abre el primer cielo.
Amanece otra vez.
Amanece para escucharte cantar y para verte escalar una vez más, Balam.
 

Foto del cabezote: La NaTa, México 2022.