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Entrevista a Aymer Álvarez Jr, el fotógrafo oficial del Petronio Álvarez

Mientras cursaba octavo semestre de Comunicación Social, tuve la oportunidad de participar como reportera gráfica y periodista para Fundación Color de Colombia, liderada por Daniel Mera, periodista radicado en Bogotá.

Para esta ocasión como periodista, entrevisté a Aymer Álvarez Junior, el hijo del reconocido fotógrafo caleño Aymer Álvarez. Esta entrevista fue publicada en Blogs El Tiempo, donde la Fundación tiene un espacio para sus reporteros.


Aymer-Alvarez-JrMurillo es su apellido clave. En el medio periodístico, Aymer Álvarez es un nombre con otro dueño, su papá. Sencillamente un reportero gráfico legendario de El País, de Cali.

Él es Aymer Álvarez Junior, o mejor, Aymer Álvarez Murillo. El hijo de su padre, ‘el duro’, su maestro y el crítico más atento de su trabajo, confiesa. Lo que se hereda no se hurta, dicen.

Amante del baile y la cultura salsera, cómo no. Pero Murillo es el apellido de su madre Luz Mary, que carga la herencia chocoana, de la cual se siente orgulloso.

Desde 2009 es el responsable del registro gráfico del más importante Festival de música del Pacífico. Viaja a las audiciones zonales en Buenaventura, Cauca y Nariño, y registra también las que se hacen en Cali.

Esta es la entrevista al ‘ojo del pacífico’ que tiene la Secretaría de Cultura de Cali. Así se vive el Petronio Álvarez a través del lente de Aymer Alvarez Jr.

Pregunta: ¿desde cuándo comenzaste a fotografiar Petronio Álvarez?

Aymer Alvarez: Desde el 2009 comencé con el registro. Como Secretaría de Cultura tenemos que ir a las audiciones en diferentes departamentos e íbamos a Buenaventura, Cauca y Nariño, así como a las que se hacen aquí en Cali; estas audiciones se llaman ‘Zonales’

P: ¿Cómo es la experiencia de asistir a los Zonales?

Bueno, nos toca ver la problemática que vive esa parte del país, pero también conocemos mucho de la historia y de la vida de lo que es un músico del pacífico y uno puede vivir esas experiencias y estilos de vida, es gente a la que le toca muy duro para sacar su tiempo y entonces es meterse en el cuento de la música y eso me parece a muy bonito.

La gente del pacífico es gente muy cálida, muy amable y fuera de eso, me gusta ver que a pesar de esas problemáticas de las zonas marginales, la corrupción de los gobernantes; ver niños descalzos en la calle ellos trasmiten mucha alegría y pues eso lo contagia a uno de felicidad.

P: ¿Cómo haces para captar en una fotografía el sentimiento que te produce ver a estas personas?

AA: Lo que tú dices del sentimiento es porque uno debe tener también esa capacidad de ponerse en los zapatos del otro y ese sentimiento que le producen ellos, uno lo tiene que trasmitir en una buena imagen, y pues bueno ¿cómo se logra una buena imagen? No es tanto angulación y técnica, se trata de que cuando la persona vea la fotografía, le llegue al corazón y diga “esta foto lo dice todo”.

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¿Qué es lo más importante para captar en el Petronio?

AA: Para mí son los zonales, porque ahí uno conoce el proceso y a las personas, cómo viven, las travesías que deben hacer para llegar a una audición, viajes de 12 o 15 horas en lancha. Son personas que dejan a su familia a un lado por buscar un sueño. Pero ya en el evento, me gusta mucho la modalidad de los violines caucanos, me gusta mucho ver la alegría de la gente porque ellos no han estudiado, pero es la emoción y el amor con que tocan los violines y eso es lo que logran hacerle sentir a los asistentes.

¿Cuál ha sido la versión más significativa?

AA: El Petronio en el 2012 fue un evento muy masivo, pero este año rompimos el record del 2012, y cuando vimos que el escenario de ese año se quedó pequeño, dijimos “este festival ya tiene su público”. Como prueba, el del 2012 fue muy significativo por el reto de evento masivo, pero este 2013 me gustó mucho por la organización y también por la calidad de los artistas y lo escuchábamos de la gente que participó en versiones pasadas.

Todas las personas que participamos en la organización del Festival y que nos pusimos la camiseta, lo sacamos airosos y Teodomira Luna que es la coordinadora de los zonales, hizo muy buen trabajo porque se escogieron los mejores y eso fue lo que quedó reflejado en el festival de este año.

¿Cuál es el reflejo, que con tus fotografías, quieres que las personas vean de cada una de esas presentaciones? Comencemos con el Petronito.

AA: Del Petronito, yo quiero trasmitirles el amor que esos niños sienten por la música y la herencia del pacífico, porque muchos son de herencia de padres y del pacífico. Quiero que se vea que son unos niños que se la están gozando que están alegres con lo que están haciendo.

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Y con el Petronio…

AA: Con el Petronio, en tarima, quiero trasmitir el momento del extasis cuando el músico está dándole ‘duro’ a esa marimba o al cununo, o al bombo golpeador… O en el violín, ver a las personas adultas mayores que se la están ‘soyando’ como si estuvieran dando un concierto en el teatro más importante del mundo o en la ópera prima. Claro y también jugar con planos abiertos y mostrar el colorido, la alegría, sus vestuarios…

¿Qué pasa con Aymer cuando se vuelve parte del público?

Cuando hago mi trabajo, me lo gozo y me siento bendecido por Dios por esta oportunidad tan linda que tengo de trabajar con la cultura. Como espectador me gozo mucho los festivales, me gusta mucho Petronio por sus manifestaciones culturales.

Todas las experiencias de las que hablas acerca de la preparación que tienen para llegar al Festival, ¿es porque lo has vivido en los Zonales?  

AA: Sí. Por ejemplo, hay un grupo que tiene una señora que les confecciona los trajes y también hace los sombreros que utilizan para cada presentación, entonces, yo decidí acercarme y fotografiarla… Y cuando estuvimos ahí, recibió 200 encargos. Podemos decir que esa es la industria cultural de ellos, porque ella participa del Festival con esta actividad; eso es muy bonito y es autóctono, es una tradición.

Además, conocimos a todas las personas que están detrás de todo lo que tiene un grupo. Allá es más rico tomarse una bebida autóctona porque sientes el amor con la que la fabrican.

¿Qué pasa cuando se termina el Petronio?

Se siente un vacío muy grande porque es un Festival que esperamos todo el año. Pero nosotros como Secretaría no paramos y seguimos con un Festival llamado ‘Baila en Cali’, dirigido a la gente que le gusta la salsa y música del pacífico y queríamos que los extranjeros también vinieran a disfrutar de ese Festival con los talleres y todo lo que se ofrecía.

¿Cuáles son los retos que te planteas en el Petronio?

AA: Como reto, es elaborar imágenes que nos sirvan para el otro año como propuesta visual. Esto lo hacemos porque lo que más piden en el extranjero  es Petronio y salsa, por eso nos conocen en el mundo, y debemos producir un material de excelente calidad y con un concepto que toque fibras, porque con esto, vendemos nuestra ciudad.

Mi trabajo va más que todo con el diseñador, debo comunicarme mucho con él; por ejemplo este año con el afiche, quisimos trasmitir que el pacífico somos todos, que las personas de la fotografía estuvieran alegres y que se demostrara que en el pacífico hay un lugar para todos.

Entrevista publicada en abril de 2014.

Todas las fotografías pertenecen a Aymer Álvarez Junior y fueron cedidas para la publicación del artículo en El Tiempo.